TERAPIA PARA LA ANSIEDAD, PÁNICO Y FOBIAS
La ansiedad es una señal que te pone alerta, como una alarma que te advierte de un peligro. Éste puede ser una amenaza externa (una culebra, las alturas…) o interna (un pinchazo en el pecho, falta de aire…). Y el peligro puede ser real o no. Cuando no lo es, la ansiedad se convierte en una respuesta inadecuada. Y causa mucho sufrimiento.Los síntomas de la ansiedad son muy desagradables: opresión en el pecho, pinchazos, no puedes respirar, dolor de cabeza, temblor, calor, sudor… Los pensamientos también son atemorizantes. Puedes pensar que te va a dar un infarto y vas a morir o que te estás volviendo loco. Crees que puede llegar a perder el control de ti mismo y hacer cualquier locura. Es posible que, alguna vez, hayas terminado en urgencias y te habrán dicho que has tenido una crisis de ansiedad.
Seguramente habrás probado de todo para relajarte: distraerte y pensar en otra cosa, respirar lenta y profundamente, hacer mindfulness, relajación, tranquilizantes de herboristería, etc. Si tu nivel de ansiedad no es muy elevado, estos remedios pueden haberte resultado útiles, pero si ya has tenido crisis de pánico habrás podido comprobar que no son eficaces.
Puede incluso que tu médico de familia te haya recetado algún ansiolítico (orfidal, tranquimazin...). La medicación ayuda pero no resuelve el problema. Además, genera efectos secundarios poco deseables y otros efectos a largo plazo, como la dependencia (necesitar la sustancia para estar tranquilo) y la tolerancia (cada vez necesitas más dosis para tener el mismo efecto).
Es difícil entender esta vivencia si no has experimentado nunca antes ansiedad. Las personas de tu entorno suelen decirte que te tranquilices, que no pasa nada, que respires… Cuando la ansiedad no es muy intensa, estos consejos bienintencionados pueden funcionar. Pero si has sufrido o sufres crisis de ansiedad, esto no es suficiente.
La ansiedad no se resuelve por sí sola, sin hacer nada. Más bien al revés. Se va generalizando, siendo cada vez más frecuente e incontrolable. Muchas veces surge de forma imprevista, cuando menos te lo esperas. Y esto es lo más desalentador, quieres controlarla pero ves que no puedes. Consulta conmigo sin compromiso, ¡te enseñaré estrategias útiles para mantenerla a raya!
LAS FOBIAS
Son reacciones de miedo intenso ante determinados estímulos o situaciones. Puede llegar incluso a desencadenar un ataque de ansiedad.
Si tienes una fobia, por ejemplo a las arañas, culebras o palomas, sabrás que el miedo que sientes es irracional. Pensarás que es una tontería tener miedo a un insecto o animal. Pero no puedes evitarlo. Es verlo y echarte a temblar y salir corriendo.
Hay muchos tipos de fobias. Te voy a contar las más frecuentes:
Fobia a perder el control
Puede referirse a un miedo a perder el control de uno mismo: sufrir un arrebato y hacer alguna cosa reprobable de la que luego te avergonzarías, hacer daño a alguien (normalmente seres queridos) o a perder el control de las funciones corporales: ruborizarse y sudar, quedarse sin habla mientras se charla con alguien, hacerse las necesidades encima...
Aerofobia o miedo a volar
Como en todas las fobias, los argumentos racionales sirven de poco o nada. Intentar convencer a quien sufre esta fobia de que el avión es el medio de transporte más seguro, con menos probabilidades de accidentes... es inútil. Su lógica responde que en un accidente de avión no hay supervivientes. Así que por aquí mal vamos para reducir este miedo, habrá que hacer algo diferente.
Agorafobia
Supone un miedo a estar solo o a alejarse de lugares seguros. En el fondo, subyace un miedo a no poder recibir ayuda en caso de necesitarlo (si te da un ataque de pánico).
ClaustrofobiaEs el miedo a los espacios cerrados, de los que no se puede salir con facilidad en caso de que sobrevenga la crisis de pánico. También puede manifestarse en situaciones sociales de salida complicada, ya que el abandonar precipitadamente el espacio supondría quedar en evidencia (y mal) ante los demás.
Fobia social
Aquí lo que se teme es la opinión de los demás y ser rechazado por ellos. Normalmente se vive como una realidad, es decir, "los demás me juzgan y me rechazan".
El miedo a las enfermedades: la hipocondría
La persona está constantemente preocupada por su salud. Se somete a numerosas pruebas y exámenes médicos. El pánico se activa ante cualquier mínima anomalía que detecta en su cuerpo (ya sea un señal física como un leve dolor).
La lista de fobias podría ser interminable, no es mi intención hacer un listado completo. En cualquier caso, todos los tipos generan conductas similares en quien las sufre con el fin de controlar que el ataque de pánico no aparezca.
¿Qué hacemos cuando tenemos miedo?
La lógica del miedo te lleva a evitar el tipo de situaciones donde se activaría (dado que ya lo ha hecho en el pasado). Por ejemplo: si te ha dado un primer ataque de pánico en un autobús, evitarás coger este medio de transporte de nuevo o, si lo haces, tendrás tanto miedo que activará la crisis de ansiedad.
Por ello, esta aparente sensación de control es realmente falsa. Cuanto más miedo tienes a volver a sufrirlo más evitas situaciones. El miedo, lejos de reducirse, se generaliza, expandiéndose a momentos cada vez más diversos. Poco a poco va limitando tu vida, dejas de hacer muchas cosas por miedo, te aíslas, etc..
Otra solución típica es hacerse acompañar por una persona que dé seguridad. Así, en caso de que sobrevenga la crisis, esa persona te puede ayudar. En realidad, es una falsa seguridad. Por un lado sí puede ser útil pero en el fondo, refuerza la idea de que tú solo no puedes enfrentarte solo a lo que temes. Complicando así el problema.
Sea cual sea la fobia, no se resolverá ni evitando ni pidiendo ayuda a familiares o amigos. Si tienes ansiedad, crisis de pánico o algún tipo de fobia, no esperes más. Pide ayuda profesional y libérate de las cadenas del miedo.
Helga Ortega - Psicóloga en Tudela - Terapia para la ansiedad