PROBLEMAS EN LA RELACIÓN DE PAREJA
¿Discutes o te alejas?
Los problemas en la relación de pareja son totalmente normales y, en parte, inevitables. Sois dos personas diferentes. Cada una con unas experiencias vitales únicas, con unas creencias y valores distintos. En este contexto... ¡el conflicto en la relación está servido! Ahora bien, no todas las parejas que discuten o tienen conflictos están abocadas al fracaso, ¡ni mucho menos!Las parejas unidas por vínculos estables y seguros no se verán inmersas en la vorágine del conflicto. La fortaleza de su unión actúa como salvavidas y les lleva de nuevo a conectar. En cambio, aquellas parejas que no comparten lazos afectivos fuertes y poderosos pueden verse arrastradas por el desánimo y el malestar. Abrumados por las emociones negativas se terminan atrincherando en posturas rígidas y distantes del otro.
Ese otro es tu pareja, la persona que más quieres y también, la que más daño te hace (y tú a él, aunque no lo creas). ¿Cómo puede ser posible? ¿Te identificas en esto? Te animo a seguir leyendo.
Cuando discutes con tu pareja, ¿atacas con la misma furia que la otra parte como una forma de defenderte? ¿gritas y reprochas también? O bien, ¿te bloqueas? ¿te encierras en ti mismo? ¿Te alejas de tu pareja? Si es así, puede que él/ella te persiga, tal vez gritando, y tú aún te aíslas más, no quieres empeorar más las cosas, pero ella/él no parece entenderlo.
Tu pareja necesita solucionarlo y tú no puedes hablar del tema, estás tan bloqueada/o que solo quieres salir huyendo, tienes tanto miedo de que las cosas se pongan peor que no puedes reaccionar. Lo que suele enfadar todavía más a tu pareja…
Esta es una de las dinámicas típicas en las relaciones de pareja, por supuesto hay más, pero tal vez esta sea la más frecuente, o la que mayormente lleva a las parejas a terapia.
EL VERDADERO PROBLEMA
Las discusiones no se deben a problemas de comunicación, a deficiencias en la capacidad para resolver conflictos o de negociar para llegar a acuerdos… ¡las relaciones de pareja no son una transacción financiera! Tampoco es “culpa” de que uno sea demasiado sensible ni de que el otro sea frío como el hielo…
Los conflictos en la pareja son causados por un problema más profundo de desconexión emocional. Cuando sientes a tu pareja emocionalmente inaccesible se dispara una alarma en tu interior (en realidad se activa una estructura cerebral, la amígdala, que desencadena una reacción inmediata).
Se activan emociones negativas: ira, tristeza, dolor y miedo principalmente. Actúas tratando de recuperar la conexión perdida. Esto acaba dando lugar a un ciclo de interacción negativo en el que quedáis atrapados y que se repite una y otra vez.
Ninguno de los dos sentís que vuestra pareja estará ahí, disponible para vosotros. No os sentís queridos ni seguros en la relación. Y esto activa miedos e inseguridades que son totalmente lógicos y humanos.
Aprender a negociar o a “discutir bien” no es la solución a los problemas de pareja. La tradición psicológica se ha centrado en enseñar a las parejas habilidades de comunicación y de resolución de conflictos que, en el fondo, no terminan de funcionar.
Como dice Sue Jonhson, no se puede pactar la compasión o la unión porque lo que está en juego son reacciones emocionales y no cuestiones intelectuales.
¿EL AMOR ROMÁNTICO ES UNA ILUSIÓN?
En mi experiencia como terapeuta de pareja y como numerosas investigaciones han demostrado, la respuesta es clara: NO.
El amor es una necesidad básica, tanto como el agua o el oxígeno. Estamos programados genéticamente para establecer vínculos emocionales.
Los adultos tenemos la misma necesidad de seguridad y cariño que los niños. La persona amada es nuestro refugio en la vida. Los vínculos seguros alimentan a las parejas toda la vida, por lo que el objetivo principal de la terapia de pareja focalizada en emociones es la creación gradual de accesibilidad emocional, la capacidad de respuesta y el compromiso.
“El amor romántico se entiende ahora como un antiguo código de supervivencia diseñado para mantener cerca y a nuestra disposición a aquellas personas con las que contamos, en lugar de una mezcla embriagadora de sexo y sentimientos que nadie puede entender, y mucho menos dar forma”. Susan M. Jonhson
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