LOS PSICÓLOGOS TAMBIÉN SOMOS SERES HUMANOS
En entrada anterior ya expresé mi opinión sobre devolver a nuestros clientes las emociones que sus narraciones nos generan (¿Deben los psicólogos mostrar sus emociones?). Ahora me gustaría hablar sobre la imagen que parece existir sobre la vida privada de los psicólogos.
Es evidente que también somos personas que viven su vida, esto nadie lo cuestiona, pero, al contrario de lo que pueda parecer, también tenemos nuestras preocupaciones e, incluso, ¡problemas! Sí, sí, los tenemos, ¡como todo el mundo!
El hecho de conocer el funcionamiento de la mente y la conducta humanas no nos exime de padecer complicaciones, de atravesar dificultades, de sentir tristeza, miedo, ansiedad, euforia, dolor… Quizá podamos manejarlas con mayor pericia, sabemos cómo intervenir y modificar nuestros pensamientos, podemos aplicarnos nuestra propia medicina, pero esto no quiere decir que siempre nos resulte eficaz.
Podemos vivir situaciones que también nos desbordan, sufrimos la pérdida de seres queridos, separaciones sentimentales… y a veces, es preciso recurrir a un colega de profesión; es decir, los psicólogos también vamos al psicólogo.
¿Acaso los médicos no se ponen enfermos y acuden a otros médicos? ¿Los fisioterapeutas no tienen lesiones, contracturas… y precisan de otros fisios para aliviarse? ¿Y los dentistas? ¿Están exentos de caries o dolor de muelas por el mero de hecho de ser dentistas? Entonces, ¿Por qué un psicólogo no debería ir a otro psicólogo si precisa ayuda?
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