LA AUTOESTIMA INFANTIL
La autoestima no es algo estático o inmutable; si bien sus bases se adquieren en la infancia, evoluciona a lo largo de toda la vida, condicionada por las situaciones que experimentamos, por las personas con la que interactúanos y por lo que sentimos o pensamos en cada momento.
En el niño, la autoestima se forja en base a los acontecimientos que suceden en su entorno, por la interpretación que él hace de los mismos, así como por la opinión y valoración que los adultos que le rodean le expresan (de forma verbal y no verbal), principalmente sus padres. En la medida en que estos muestren a su hijo que están orgullosos de sus logros fomentarán el desarrollo de su autoestima. Si bien, es importante ser objetivos y realistas ya que la autoestima requiere la aceptación incondicional de uno mismo, es decir, facilitar que el niño se acepte tal y como es, con sus capacidades y virtudes, sus defectos y puntos débiles. De esta forma será una persona madura y segura de sí misma.[1]
La autoestima es fundamental para el desarrollo personal del niño. El niño con buena autoestima:
- Se siente seguro, competente y valioso.
- Confía en sí mismo.
- Es responsable y se responsabiliza de sus actos.
- Es capaz de tomar decisiones por sí mismo.
- Es independiente y autónomo, tiene iniciativa y ganas de aprender; se esfuerzo por alcanzar sus metas. Si lo consigue, atribuye su éxito a sus capacidades y esfuerzo (locus de control interno), no a la suerte o al destino y si fracasa no se desanima y es capaz de seguir adelante.
- Ante un problema busca soluciones, no se queda parado esperando a que otros lo resuelvan por él. Siendo capaz de pedir ayuda si lo necesita, sin sentirse inferior por ello.
- Se relaciona bien con los demás, los acepta como son y le resulta fácil hacer amigos.
[1] Si quieres saber cómo puedes potenciar el desarrollo de la autoestima de tu hijo/a estate atento a mi próxima entrada, también puedes suscribirte al blog en mi página web y recibirás todas las novedades.
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