¿Cliente o paciente?
Puede sonar extraño oír hablar a un psicólogo de “clientes”, parece como si estuviera ejerciendo un negocio, lucrándose con ello; en realidad, el psicólogo es un profesional de la salud, que presta un servicio y que recibe un salario por su trabajo; entonces, ¿trabaja con clientes o con pacientes?
El uso de un término u otro depende de la orientación terapéutica y del profesional en cuestión, cada uno decide como designa a las personas con las que trabaja, en mi opinión ambas son igualmente válidas, aunque por mi parte prefiero usar el término cliente.
Paciente designa a una persona que sufre a causa de una enfermedad o patología. Estoy de acuerdo en que quien acude a terapia está sufriendo por un motivo determinado, pero la persona no puede (ni debe) ser reducida a su problema, es alguien al margen de la dificultad que le ha llevado a terapia.
La persona no es su enfermedad, es alguien más allá de ésta, tiene unas cualidades, gustos y aficiones, posee una visión propia de sí misma y de su vida, así como de su dificultad, y porta una serie de recursos que ayudarán a resolverlo; tenemos que aprender a ver a la persona como lo que es, alguien que está sufriendo, sí, y alguien que lleva consigo todas las herramientas suficientes y necesarias para el cambio.
Como ya comenté en un post anterior sobre el diagnóstico psicológico, las palabras construyen realidades, son etiquetas que describen y modulan lo que pensamos, sentimos y cómo actuamos.
Considero la terapia como un trabajo activo para ambas partes; terapeuta y cliente han de colaborar en la búsqueda de soluciones, el cliente adopta un rol activo y participativo (o al menos así debería ser) dentro y fuera de la consulta. De hecho, el cliente es el experto en su problema y, por supuesto, en su vida; él es quien decide los objetivos que quiere alcanzar y cuando está satisfecho con los resultados.
El terapeuta “guía desde atrás” a sus clientes, acompaña en el proceso y facilita la toma de decisiones, sin imponer en ningún momento su propio criterio; a través de la conversación redefine los significados que paralizan a las personas, les ayuda a detectar sus éxitos en el manejo del problema y juntos co-construyen una nueva realidad, facilitando así el avance hacia la solución.
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