Y ENTONCES… EL MINDFULNESS LLEGÓ A MI VIDA
También me aportó una herramienta para “liberarme” de los pensamientos negativos, de las preocupaciones por el futuro o la rumiación del pasado. Desde entonces intento aplicarlo cada día y me siento más tranquila y liberada; si estoy triste no es que me ponga feliz de repente, simplemente me ayuda a aceptar esa tristeza, a observarla como lo que es y dejarla pasar, tomando una decisión más acertada (actuar a pesar de mi sensación desagradable) en lugar de quedarme apegada a ella, lamentándome de mi misma.
La atención plena en el momento actual, la observación (sin juzgar) de los eventos mentales (pensamientos y emociones, ya sean positivos o negativos) aceptando su transitoriedad, es una buena estrategia para lidiar con ellos.
La filosofía del Mindfulness, aplicada al día a día, ofrece una forma de vivir diferente, más plena y libre, sobre todo en esta sociedad donde vamos siempre con prisas, dejando pasar el presente, sin disfrutarlo, tan agobiados con “todo lo que tenemos que hacer” o “rayándonos” con lo que ya hemos hecho, cuestionándonos por ello, sin estar (casi) nunca satisfechos.
Nuestra suerte puede cambiar de la noche a la mañana, entonces: ¿Por qué esperar a que la vida nos de algún palo para empezar a darnos cuenta de que todo es temporal y a disfrutar de cada instante que vivimos?
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